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¿Por qué el riego por goteo es una tecnología innovadora?

El riego de precisión moderno fue inventado en 1959 por el ingeniero israelí Simcha Blass y desde entonces han pasado más de 60 años. Se trata del desarrollo tecnológico en materia de riego agrícola que inició lo que actualmente conocemos como “riego tecnificado”, un elemento de la producción agrícola que permite, no solamente obtener mayores rendimientos y productos de mejor calidad, sino también utilizar de manera responsable el recurso agua.

El desarrollo de esta tecnología llevó a la fundación de Netafim en 1965 y desde entonces la empresa se ha posicionado como pionera y líder mundial en el riego por goteo, creando un mundo de posibilidades para mejorar la producción agrícola gracias a la irrigación de bajo caudal.

Netafim se ha caracterizado por crear soluciones para la agricultura en el tema de riego de precisión, incluso en condiciones tan adversas como las que presenta el desierto de Negev, en Israel, donde todo comenzó y desde donde se dio una expansión global que continua hasta el día de hoy, con presencia en 110 países, con 33 subsidiarias y 17 plantas manufactureras en todo el mundo, que permite atender a más de dos millones de agricultores con necesidades y problemas distintos, pero con el mismo objetivo: mejorar los sistemas de producción agrícola para alimentar al mundo.

Durante todas estas décadas que han pasado desde la invención del riego por goteo, que es el principal sistema de riego en lo que respecta a todo el conjunto de riego de precisión, este ha visto innumerables mejoras que lo han llevado a ser el sistema de riego que permite utilizar de manera más eficiente el agua en la agricultura, pues presenta una eficiencia en el uso del agua de 90-95%, debido a que permite controlar con exactitud la cantidad de agua que se necesita aplicar.

Hay una gran necesidad para seguir innovando el riego por goteo

Según las estimaciones más recientes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), para el año 2050 seremos alrededor de 10,000 millones de personas en el planeta, por lo que para alimentar a tantas personas necesitaremos producir 60% más alimento del que se produce actualmente.

Este será el mayor reto que hemos tenido en la historia de la humanidad, en especial si consideramos que los recursos naturales son limitados y que cada vez hay menos tierra arable disponible y mayor presión sobre el recurso agua; además, se estima que 4,000 millones de personas vivirán en regiones con condiciones de estrés hídrico severo, lo que dificultará hacer agricultura.

En México el 76% del agua que se consume anualmente se destina a la agricultura, pero solo para regar el 29% de la superficie agrícola, y hay que considerar que de esa superficie de riego alrededor del 80% se irriga mediante riego rodado, un método que presenta una elevada ineficiencia en el uso del agua. A nivel mundial la situación es similar, con 77% de la superficie de riego utilizando riego rodado, y solamente 17% con microaspersión y 6% con microirrigación.

Ahora bien, el panorama para México es complicado, pues entre 2006 y 2019 aumentó un 15% el consumo de agua para la agricultura, con estimaciones que indican una pérdida anual de 1,000 metros cúbicos, debido a infiltración y evaporación, a lo que hay que sumarle que 157 de 653 acuíferos se encuentran sobreexplotados, y con un déficit de precipitaciones a nivel nacional de 50% en los últimos años.

Todos estos datos no hacen más que remarcar la enorme importancia de utilizar de manera responsable y eficiente el recurso agua en la producción agrícola, por lo que impulsar el uso de sistemas de riego de precisión, como lo es el riego por goteo, es una prioridad para evitar una catástrofe mundial dentro de algunas décadas.

El riego por goteo como elemento transformador de la agricultura mexicana

Durante mucho tiempo la agricultura en México estuvo limitada, dado que había que esperar que la temporada de lluvias fuera buena, por lo que los ciclos agrícolas debían estar en sintonía con las estaciones del año, pero más especialmente era la temporada de lluvias la que indicaba los tiempos adecuados. Entonces, como todas las labores agrícolas estaban condicionadas por las lluvias, un mínimo cambio en estas representaba un gran riesgo para los agricultores, quienes, por cierto, no tenían la manera de predecir las variaciones climáticas, por lo que sus cultivos podían llegar a tener serios daños, llegando inclusive a la pérdida total.

Con el paso del tiempo se fue construyendo infraestructura que permitía recolectar y canalizar el agua hacia las parcelas agrícolas, a través de presas y canales de distintos tamaños, infraestructura mucha de la cual se utiliza hasta hoy en día. Todo esto permitió a muchos agricultores realizar riego rodado o por inundación, una situación dio inicio al cultivo de alimento fuera de temporada. Además, contar con agua para riego que llegaba a través de canales de distribución empujó a los agricultores a determinar cuándo, cuánto y cómo regar; aunque claro, todavía se estaba bastante lejos del nivel de exactitud que se pueda alcanzar en la actualidad.

Entonces, en 1994 el riego por goteo impulsado por Netafim hizo su aparición en México (con una subsidiaria oficial, aunque la empresa ya tenía operaciones desde 1981, supervisadas por la subsidiaria de Estados Unidos), un nuevo paso en la tecnificación del riego agrícola que permitió avanzar de manera importante en el aumento de los rendimientos y la mejora de las calidades de los productos agrícolas en los que se implementó.

Ahora bien, es importante mencionar que el mayor impacto que tuvo el riego por goteo se dio en las regiones donde la producción agrícola había sido históricamente difícil, como lo son zonas áridas y semiáridas del norte del país, donde la escasez de agua es bastante palpable, así como en aquellas zonas con condiciones ambientales extremas, principalmente con sequías bastante prolongadas, donde la inversión de los agricultores era altamente riesgosa.

Pero el riego por goteo no solo mejoró el manejo del agua destinada para la agricultura, sino que también fue el elemento clave para el desarrollo de los sistemas de fertirrigación, los cuales permiten la aplicación conjunta de agua y fertilizantes, una cuestión de mucha importancia que impulsa la disminución de los costos de producción, pero que además también mejora la eficiencia en la fertilización de los cultivos, ya que proporciona los elementos esenciales que las plantas requieren realmente donde son aprovechados por esta, en la rizosfera.

La innovación agrícola en términos de la FAO

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), “la innovación agrícola es el proceso mediante el cual individuos u organizaciones ponen en uso productos, procesos o métodos, nuevos o existentes, por primera vez en un contexto específico, para aumentar la eficiencia, la competitividad y la resiliencia con el objetivo de resolver un problema específico”.

Esta definición es muy importante, porque en el sector agrícola solemos creer que innovar implica solamente crear algo nuevo desde cero, es decir, que no existe aún y que se acaba de inventar, para poder resolver un problema, y aunque este es un tipo de innovación es la que más reconocimiento tiene, también es la más difícil de alcanzar. Lo cierto es que innovar también significa aplicar un producto o servicio que no se ha utilizado en un contexto específico, con el objetivo de resolver un problema existente que afecta a muchas personas pero que nadie ha podido resolver.

Aquí radica la importancia del riego por goteo, una tecnología que podrá tener muchas décadas de existencia, pero cuya aplicación en contextos en los cuales no se ha utilizado hasta ahora la convierten en una de las innovaciones agrícolas de mayor impacto en la actualidad, en especial porque los resultados de utilizar riego por goteo son visibles rápidamente para los agricultores.

Ahora bien, el mayor reto de todos es lograr justamente que se utilice el riego por goteo en contextos en los cuales todavía no se hace. Por ejemplo, el riego por goteo es una tecnología indispensable en ciertos contextos, como puede ser la producción hidropónica de hortalizas para exportación, sean tomates, pepinos, pimientos y lechugas, principalmente, pero también es imprescindible en la producción de fresa, zarzamora, frambuesa y arándano, las cuatro grandes berries que representan un gran ingreso a México por concepto de exportación a Estados Unidos. Pero fuera de estos ejemplos aun existen muchos cultivos en las cuales el riego por goteo tiene el potencial para cambiar el panorama de la producción agrícola.

Es decir, todos sabemos que el riego de precisión forma parte fundamental de la producción de esos cultivos, pero todavía existen muchos otros cultivos, en especial los cultivos básicos, los cuales no han experimentado la implementación de un sistema de riego de precisión, y aunque ya se están realizando las primeras pruebas en algunos de ellos, se trata de una innovación que debe impulsarse sí o sí, tanto para aumentar los rendimientos agrícolas, como para disminuir la cantidad de agua y fertilizantes utilizados.

Y no se trata solo de innovar en ciertos cultivos, sino también de hacerlo en aquellas regiones que tradicionalmente eran consideradas netamente de temporal, pues como hemos visto en los últimos años, las sequías son cada vez más prolongadas y la temporada de lluvias cada vez más errática; además, el hecho de que los agricultores queden condicionados por el clima no es algo adecuado, y aunque nunca lo ha sido, en la actualidad el riesgo para la producción agrícola debido a los factores climáticos es mayor que antes.

Estadísticas sobre el riego agrícola en México

Según el Panorama Agroalimentario 2020 del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), México cuenta con 24.6 millones de hectáreas para la agricultura, de las cuales en 2019 se cultivaron 20.7 millones, ya que el restante estuvo en descanso por diversas razones. Puede parecer una superficie enorme, pero lo cierto es que la superficie cultivada representó apenas el 10.5% del total del territorio nacional, que cuenta con un total de 196.4 millones de hectáreas de tierra.

Como sabemos, el terreno es montañoso en buena parte del país, por lo que la agricultura se ve restringida por las difíciles condiciones del terreno; además, otra cantidad importante de la superficie nacional es desértica o semidesértica, en la cual los terrenos planos si permiten la producción agrícola, pero la escasez de agua es la principal limitante para la producción agrícola.

Fue justamente en las regiones áridas y semiáridas de los estados del norte de México donde el riego por goteo demostró su valía a los agricultores, pues en aquellas regiones el uso eficiente del agua es la clave para poder hacer agricultura y para poder obtener el retorno de la inversión realizada.

Ahora bien, de los 20.7 millones de hectáreas agrícolas que hubo en 2019 en México, se estima que solamente 1.3 millones tienen algún tipo de tecnificación de riego: multicompuertas, aspersión y goteo, mientras que otros 5.2 millones de hectáreas utilizan el riego superficial, conocido también como riego rodado o por inundación. Es decir, solamente el 31.4% de la superficie agrícola nacional es de riego, mientras que el restante 68.6% es de temporal.

Estas cifras nos indican que el potencial que tiene el riego por goteo para mejorar la producción agrícola nacional es inmenso, de forma tal que es importante impulsar su adopción, tanto en cultivos como en zonas nuevas.

 

Fuentes:
Panorama Agroalimentario 2020
Riego en México